El pasado miércoles 27 en el Santiago Bernabeu, en semifinales de la Champios League, asistimos a un nuevo ejemplo de como los árbitros favorecen al Barça. No solo por permitir las conductas antideportivas dentro del terreno de juego, como pueden ser el teatro de muchos de sus jugadores (parece que Busquets marca tendencia), sino por esas situaciones que no son nada y se convierten en faltas, por esas faltas que se convierten en tarjetas amarillas, por esas amarillas que se convierten en rojas... no, esperen... por ese teatro que se convierte en roja para un jugador del Real Madrid.
La imágenes hablan por sí solas, otra cosa es que el árbitro haya interpretado que si toca con la planta del pie. Pero entonces por qué en una entrada similar (donde claramente hay contacto) tan solo una semana antes, en la final de la Copa del Rey, el árbitro pita una simple falta sin sacar ni amarilla... claro olvidaba que esta vez fue un jugador del Barcelona (Sergio Busquets) quien machacó la pierna de un jugador del Madrid (Xabi Alonso).
¿Villarato? ¿Casualidad? ¿Favoristismo? Sea como sea la realidad es esta; el Barça es un gran equipo empañado por la mala actitud de sus jugaderes durante el juego (merecen un Oscar) y por el extraño empeño de los árbitros y la UEFA de que este señor equipo gane pase lo que pase.
